En seguida recordó que muy pronto iniciarían sus primeras clases así que decide tomar el transporte para no obtener su primer reporte por retardo, puesto que Dylan quería terminar su bachillerato sin ningún inconveniente. A Dylan le gustaba viajar al lado de las ventanas del transporte, consideraba que la frescura de la mañana ayudaría a refrescar y oxigenar su mente, bueno eso consideraba el papá de Dylan. De pronto el transporte se detiene frente al semáforo que se torna a color rojo y de repente un chico muy varonil de piel clara con cabello castaño, pasa al lado de la ventanilla en donde estaba sentado Dylan, y de pronto, sin pensarlo, ambos inconscientemente deciden observarse el uno para el otro, y de asombro que ambos se observaba, Dylan se sonroja en un abrir y cerrar de ojos, el chico varonil nota la incomodidad de Dylan y no le quedo de otra opción más que saludarlo con la mano para decirle adiós a unos cuantos segundos de la partida del transporte de Dylan, eso conllevo a Dylan pensar en aquel chico misterioso del semáforo.
Después de clases Dylan acostumbraba ir a la cafetería que le quedaba a tres cuadras de su casa, la única razón por la que asistía a la cafetería, solía ser por los deliciosos frappe de óreo y las deliciosas crepas de chocolate que vendían en dicha cafetería. Estando en la cafetería pide la carta para elegir la orden de costumbre, y de pronto...
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